Ayer salieron en el telediario las imágenes de dos terroristas españoles, uno fue detenido en una estación de autobuses y la otra aún no ha sido atrapada. Vi sus rostros jóvenes y tranquilos que millones de puntitos me transmitían.
Os voy a pedir un favor, aunque sea completamente políticamente incorrecto. Voy a pediros algo que no está para nada de moda, algo por los que muchos fruncirán el ceño y dirán que me falta criterio y sensibilidad.
Pero por favor, por una vez, poneros en su piel, pasaros al otro lado, intentad comprenderles.
Yo imagino una muchacha joven de veintipocos, convencida de que está haciendo la revolución, que está haciendo algo bueno y anónimo por las generaciones futuras, una nueva Ché, una nueva Madero, una nueva Kuhn. Una heroína anónima quizá cuyo nombre no resonará jamás en la Historia, pero alguien que se irá del mundo con la certeza de haber luchado por lo que creía, intentando construir un mundo mejor.
Y si volvemos a nuestro lado, todo esto no tiene sentido. No es una revolucionaria, es una terrorista fanática que produce dolor a su paso para defender lo indefendible.
Cómo alguien puede estar tan equivocado y creerse tal poseedor de la verdad. Dónde está límite, a quién pertenece la razón. Y sobre todo, dónde estoy yo como ciudadana del mundo que critico y miro con desconfianza, cuál es mi papel y qué me hace pensar que mi verdad es la Verdad, que mi criterio es el Criterio, que lo que veo es lo que está al otro lado.
Os voy a pedir un favor, aunque sea completamente políticamente incorrecto. Voy a pediros algo que no está para nada de moda, algo por los que muchos fruncirán el ceño y dirán que me falta criterio y sensibilidad.
Pero por favor, por una vez, poneros en su piel, pasaros al otro lado, intentad comprenderles.
Yo imagino una muchacha joven de veintipocos, convencida de que está haciendo la revolución, que está haciendo algo bueno y anónimo por las generaciones futuras, una nueva Ché, una nueva Madero, una nueva Kuhn. Una heroína anónima quizá cuyo nombre no resonará jamás en la Historia, pero alguien que se irá del mundo con la certeza de haber luchado por lo que creía, intentando construir un mundo mejor.
Y si volvemos a nuestro lado, todo esto no tiene sentido. No es una revolucionaria, es una terrorista fanática que produce dolor a su paso para defender lo indefendible.
Cómo alguien puede estar tan equivocado y creerse tal poseedor de la verdad. Dónde está límite, a quién pertenece la razón. Y sobre todo, dónde estoy yo como ciudadana del mundo que critico y miro con desconfianza, cuál es mi papel y qué me hace pensar que mi verdad es la Verdad, que mi criterio es el Criterio, que lo que veo es lo que está al otro lado.