miércoles, 23 de enero de 2008

DrOgA


- Un chute más...

María le contemplaba mordiéndose el labio y con los ojos pidiendo condescendencia. Su pie repiqueteaba el suelo sin ritmo ni concierto, intentando distraer la mente del mono.

El mono, María lo temía más que a la muerte, más que a la penuria, más que a cualquier castigo o peligro. El mono la obligaba a verse en el espejo con ojos monstruosos y un color cetrino en la piel. Y cuando el mono llegaba, no podía pensar en otra cosa que en eliminarlo, en echarlo, en hacerlo desaparecer, su corazón se aceleraba y su alma escapaba a otra esfera. Se convertía en una ánima de su droga, recorriendo el monte en busca de algo que al consuele. Como el conde buscando el lazo rojo, no vivía sino buscaba, buscaba el éxtasis.

¿Cómo explicarlo? Sabía lo que había perdido por ella, se daba cuenta de las cosas a las que se había visto obligada a dar la espalda. Pero no podía evitar sonreir cuando la dosis aparecía enfrente de ella. Porque sabía que iba a volver a encontrarse, que iba a volver a controlar el mundo, a sentirse ella misma, a encontrar su sitio.

Dolía y dolía pero esa momentánea ausencia de dolor era tan hermosa. Si hubiera tenido una hija la hubiera llamado como ella. Porque la liberaba de la mierda de mundo y la llevaba a otro más bello.

La Física es un mundo oscuro y tenebroso, pero a ella le llevaba a lo más alto.


lunes, 21 de enero de 2008

OuT oF rEaCh

Es extraña la ausencia que provoca lo ajeno, lo que está tan lejos rozando el infinito. La burbuja de metálicos reflejos estalló en millones de moléculas y se evaporizó ante mis ojos. ¡Estúpida! Jamás debí pincharla con el dedo...



La pequeña niña era demasiado pequeña para alcanzar cualquier cosa excepto las cosas pequeñas. No podía subirse a ningún taburete ni sentarse en ninguna mesa. No podía ir sola a comprar y pasaba verdaderos apuros en las calles abarrotadas. Cada vez que su menudo cuerpo obstaculizaba a sus deseos hinchaba los carrillos y refunfuñaba sobre su estatura con la mirada baja y la voz enrabietada, cruzando sus cortos brazos sobre el pecho.

Jamás se acostumbraría a ello, pero era diminuta, minúscula, enana. A medida que pasaban los años crecía su enanez, encogiéndose y empequeñeciendo. Cada vez alcanzaba menos a las baldas de su armario, era muy difícil encontrar ropa de su talla, cocinar, poner un CD o usar el baño se hacían tareas más y más complicadas. Llegó a un extremo en el que había que prestar atención de no pisarla o hacerla daño. Y la pobre niña no dejaba de cruzar los brazos en su pecho y quejarse, ¡si sólo fuera un poco más grande!

¡Tonta...! No vió que para ella se reservaban las cosas más especiales...


martes, 15 de enero de 2008

ApOcAlYpTiCa - EpiLOgUe

Toda una vida intentando descubrirme...

Segundo a segundo, instante tras instante, escondido tras una leve cortina escudriñas hasta el más ínfimo movimiento que genero. Toda una vida conectando uno a uno los detalles.

No se unen, ¿no lo ves? No pertenecen a un sólo puzzle. Son mezcla de gritos y suspiros, de violencia, de descontrol, de carcajadas inconexas... No llevan a nada ni marcan ningún camino, sencillamente aparecen y se van sin dejar apenas marcas.

¿De verdad no lo entiendes? ¡Estoy loca! Estoy loca...

Ahora sí, ¿ves? Ahora empiezas a comprender. El magnetismo que brota de tu pecho, la gente alrededor, las noches sin luna y los voraces folios en blanco. Los hombres grises existen, y ya no son tan fáciles de reconocer, ya no sólo llevan maletines y cigarrillos. Hay que huir de ellos, no puedes dejar que te atrapen, no hoy, nunca en este momento, me pertenecen cada uno de mis ahoras.

Estoy loca, siempre lo he estado. ¡Todos lo estamos! Pero yo lo supe desde el principio, ya no me sorprendo, no lucho por disimular. Estoy loca y ya está.

Estoy loca ó estoy loca por ti, lo mismo da.

Sí, me vuelves loca, loca de remate.

Quizás entonces fueras tú el loco... Quién sabe.


viernes, 4 de enero de 2008

BuZóN dE vOz

Mierda, nunca me ha gustado hablar por estos cacharros... ¿Quién pone hoy en día el buzón de voz? En fin, bueno, te llamaba para charlar. Bueno, tengo algo que contarte. Mira, casi que te lo dejo grabado y luego me llamas y me dices que opinas, y charlamos y eso, que estoy un poco rayado... A ver si ahora te vas a rayar tú, no es nada importante así trascendente, o a lo mejor sí, yo qué sé, no sé, ya no se nada, ha sido todo muy rápido. Bueno el caso es que me he casado. Así, de la noche a la mañana, ya sé, y mira que antesdeayer te decía que no había ni una que mereciera dos vistazos, pero yo que sé, han pasado muchas cosas estas 48 horas... Si quieres luego me llamas y te cuento, aunque tampoco hay mucho que contar, fue tal cual así, cuando nos despedimos del portal el otro día la conocí, me metí en el autobús que no era, después del ciego que nos habíamos cogido, y cuando me quise dar cuenta estaba en la otra punta de la ciudad, así que me bajé y busqué otra parada o algo, total que tenía que esperar como 15 minutos y qué quieres que te diga, con el frío que hace yo paso de estar en la calle un rato, así que pa'l bar de enfrente fui a tomar algo caliente a ver si de paso se me pasaba el pedo que casi poto en el bus. Y no sé, resulta que me lié a hablar con uno por ahí de estos acabaos que encuentras a cualquier hora, tío majete, y nos dieron las mil, y le vino a buscar un bombón que se llama Ágatha, con hache intercalada que según ella queda mejor, que es que es alemana, y ná el colega se había agarrado una que iba peor que yo, así que entre Ágatha y yo a llevarle a casa y ya nos liamos allí a hablar, que si la vida esto que si la vida aquéllo, que nos dieron las mil ya y pico, y yo que me engancho de la tía pero claro, Ágatha así con la hache ésa en medio y con novio borracho de barra de bar pues como que no da buena espina, pero la veo así como muy bonita y hablando de todo tío como si fuera una grabadora, no qué bobada una grabadora no, como si fuera un reflejo de mi cabeza o algo, ¿ves? me rayo, bueno de puta madre toda la noche o la mañana o lo que fuera y de repente que llaman fuerte a la puerta, en plan como si la fueran a tirar, ¡y que es la poli, tío! Y Ágatha con cara susto que me calle y que corra, y vamos por ahí por el balcón a colarnos a casa del vecino que el pobre estaría durmiendo tan tranquilo y salimos por el otro lado de la escalera y a todo correr, y la tía se me engancha de la mano y que no me suelta, creo que no he corrido más en mi vida, hay que dejar de fumar, macho, encima después de toda la noche de empalmada, y ya cuando la chica cree que todo bien pues nos metemos en un burguer a meternos un Mac-desayuno o algo de eso y me explica que el pavo de antes, el del bar, que está metido en movidas feas, que esa visita ya se la olían de hace tiempo, y que ella ahí medio alemana pero más bien moldava y papeles nanai, así que como para quedarse a mirar. Yo que ya me olía movidas de esas me daba ya igual, que estaba flipado con la carrera y el acento de la pava y todo, y encima resulta que el borracho ni novio ni ná, amigo de su tío que también anduvo por Madrid, y yo ya haciéndome ilusiones pero bah, no, ya no, ya no pasó nada, nos despedimos y pa' casa y ya. Pero claro yo todo rayao, me dormí ná, un rato, y ya despierto y fui pa'hí a dar una vuelta por el parquecino, que había quedao con el Chema, y después me piré yo sólo a dar una vuelta y adrede o sin querer aparezco en el bar del día anterior, el antro ése, y ahí está Ágatha sola que me dijo que me estaba esperando, yo flipao, y otra vez a hablar a hablar... y ná, nos empezamos a liar y eso y nos piramos del bar a que me enseñe un sitio, lo flipé tío, por detrás del vertedero por ahí una torrecina a la que se puede subir, se ve de un lado toda la ciudad y del otro el bosque, buah increíble, y saca del escote una botellita con un líquido que huele a limón y me dice que me quiere para siempre o no sé qué, total, que yo también enganchadísimo de la pava, te juro que es la hostia, y nos ponemos de rodillas y me hace un círculo en el centro de cada mano con el líquido, y luego en la frente, y luego en los labios y me lo da y yo se lo pongo a ella también, y nos atamos con una cinta roja que saca del bolsillo, y me dice que ya está, que para siempre somos uno o algo así y tío, a lo mejor te parece una gilipollez, pero no fue una tontería, que es de verdad, que yo ya no soy el mismo, que es ella y ya, y pues eso, que ni juez ni ayuntamiento ni iglesia ni cura pero que es ella para siempre, lo estoy flipando hasta yo, no sé que ha pasado en estos dos días pero bueno, no sé, estoy... estoy flipao, que justo con lo del rito ese que estaba amaneciendo y llevamos toda la mañana por ahí juntos viéndolo todo y hablando y bueno, a ver si la conoces porque es la hostia, y bueno, que más o menos es eso lo que ha pasado, que mira que te vas a tirar un ratazo escuchando el rollo que te he metido y probablemente también lo flipes tú conmigo, que no me mojaba ni con una sopa y ahora ahí con Ágatha, que por cierto ya ha salido de la ducha así que mejor te dejo y luego me llamas y quedamos, ¿va? Venga, tío, nos vemos en un rato, ciao...

jueves, 3 de enero de 2008

RiTuAl

La oscuridad tiene sus propias sombras.

El silencio tiene su propia música.


Hay momentos en los que la magia baja al mundo y nos toca el hombro. A veces podemos controlar su aparición con cierto ritual. Yo también tengo el mío propio.

Cuando la magia desciende, deja un polvo dorado enderredor, una especie de brillo irisado. La piel se eriza y los órganos se encojen, escondiéndose dentro de nosotros. Los ojos se empañan ligeramente, provocando una neblina. Y la línea entre sueño y realidad se desvanece por segundos.

La magia existe y está en nosotros. Venga la magia al mundo.